"COLLIGE, VIRGO, ROSAS DUM FLOS NOVUS ET NOVA PUBES" (Ausonius)
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jueves, 1 de septiembre de 2011

Herminia Lægreid

Femme fatale

Me dices amor. Y tus ojos
se estrellan
en la curva
de 
mi 
cuello

Me dices ternura
y tus babas resbalan
sobre la seda
de mis pechos.

Quiero saber todo de ti
-dices entre trago y trago-
mientras tu mente vuela
enredada entre mis piernas
de mármol.

Te digo 
oh sí
oh sí
Alma mía.
El juego está en marcha.

El tapete verde
los naipes gastados
el joker bajo la manga.

Mis pestañas abanican
el licor de tu copa.
Mi cielo, te digo
mientras mis uñas arañan 
el cristal de la noche
y mis labios manchan 
las sombras de los
árboles centenarios.

Imaginas ya 
mis gemidos y tu poder;
mis pupilas brillantes 
y tu alarido de bestia herida
al rojo encaje
de la luna.

Mis tacones marcan
el ritmo de la noche

Caminas a mi lado
soñando la dulce batalla. 
Oh tú, pálido soldado:
Te diriges al ara del sacrificio.
Porque yo, esta mañana,
me desperté con ganas de matar.
Guirnaldas de eros



Por qué has de llorar sobre los cuerpos del pasado
si todavía tus manos pueden esculpir
aurigas de bronce y marmóreos efebos.

Por qúe el amor ha de ser ese castigo
que convierte el placer 
en un ingrato recuerdo

Qué te impide amar hoy
y reir mañana,
feliz,
por todas las guirnaldas que dejó Eros sobre tu pelo.



El soplo sagrado





En qué momento aquellas fieras 
que copulaban como una urgencia
desatada por los mecanismos 
de las tormentas y de las mareas,
dejaron de aparearse como alimañas.

En qué segundo, perdido
entre las marañas de las eras,
un poro se estremeció al ser rozado
por una áspera yema o un reseco labio

Cuándo se produjo el gran sortilegio,
en qué instante exacto nació la magia
que hizo que uno de ellos se girase
buscando el latido de la piel
y el sabor de la saliva

En qué sagrado soplo el placer
se les ahogó en los ojos 
y fueron creados.







VENUS

Acércate
despacio,
dócil criatura,
a los pies de tu Reina

Ven, tú
hombre,
acércate
arrodillado
sin levantar los ojos.

No le está permitido
a lo humano
la contemplación
de lo Divino.

Ven dócil
a mis dominios
como un cristo
va a la cruz,
desnudo
y consciente
de los designios
que palpitan en las estrellas
de fría plata,
en las noches
de negra tinta,
en las fieras
de transparentes babas
que hacen brillar
las piedras en las tinieblas

En ese reino de misterio
entras hombre,
doblegado,
ofrecido,
sin voluntad

Porque tú eres el que desea
y yo la Deseada
Tú quien implora
y yo quien lanzo
mi carcajada cruel
a los cielos
recorridos
por espantadas
aves
y delicados cirros.

Ven aquí
lacayo mío
que afuera la oscuridad
se espesa
y adentro el fuego
tiñe de rojo
las ansias
y lanza nuestras ávidas sombras
contra el abismo
de los anhelos


¿No entiendes
que todas tus religiones
y todas tus guerras
fueron solo
una máscara
en mi rostro divino
de Venus insaciable
de perversa
Hembra
que no tiene miedo
al fuego entre las piernas?


Ven acércate,
descalzo.
desnudo;
mi fiel criatura.

Y contempla,
sólo ahora.

Quita la venda
que te cegaba,
y percibe
la carne desnuda,
luminosa como una luna
en el lecho carmesí.
Seda sobre seda.

La lujuria
en esencia,
En una gota de rocío
condensado
su perfume de perdición.

Vela a mis pies
contempla las curvas
de plata
los dedos de jaspe
buscando
el latido
del vientre desnudo


Contempla sin tocar,
porque si ahora me rozases
serías sólo un hombre.
Un hombre más:
un movimiento
y un gemido
de tedio 


Revienta de ganas
vasallo mío
Porque no hay placer
si no hay
espera,
No hay locura
si no se escucha
el palpitar del universo entero
como un implacable tambor
dentro del pecho

Ganarás tu derecho
al goce
mi servidor
cuando mi carne
duerma exhausta
mil veces satisfecha
Entonces
conocerás
el gran secreto
el divino enigma
y ya nunca más querrás ser hombre
ya sólo querrás ser llamado
Esclavo.




Lo llamas pétalo...




Porque lo llamas
gluma, corola, ala, labio, beso, 
pétalo, pistilo, mariposa,
crisálida, flor 
y jamás lo has llamado
clítoris
Porque dices
yema, gema,
retoño, brote, almendra;
y nunca has dicho
pezón

Porque dices amor 
corazón
alma
cuando quieres decir
ansias
Porque le dices
te amo,
no me dejes,
tómame,
soy tuya,
me entrego,
sierva de tu voluntad;
y te ofreces
desnuda
en el ara de los sacrificios

Porque el catecismo 
te pesa como una losa
sobre la espalda y 
porque el archivo
del bien y del mal
pretende que ocupes 
el exacto cajón


Porque nunca soñaste 
con extender las alas
y conquistar
los aires 
sobre los bravíos océanos
y sobre las mansas playas
y lo abruptos picos de las montañas.


Porque nunca,
ni por un instante,
osaste llamar
a las puertas del Olimpo: 
Ahora 
aullas a la luna
y maldices 
a las diosas
que bailan
desnudas
y se alimentan
del néctar
y de la ambrosía
celestial.

Ahora repite tu baladro
baldías oraciones
con la única 
esperanza de ver
sus cuerpos de bello alabastro
en el fuego
y tu tristeza de ceniza
                                                                         en el paraíso


Nieve y fuego


Sueñas, guerrero,
con salvar el puente 
que cruza el foso
hacia la reina de cabellos
de astracán

Hijo de las nieves,
ella nació del fuego
y sus labios
llagas abrirán
en tu pecho de exiliado.

Sus ojos serán tu castigo
su piel tu prisión.
Hereje que dejó las armas
para idolatrar
unos pies de mármol

La mantis




No hay nada prohibido
en ese cuerpo que me espera
nada que no se deje manchar
por el fango de mi vida.

Nada se me niega
en esa materia,
en cuyo interior palpitan 
todos los arcanos del universo
de la hiel y del amor
de la guerra y de la armonía
de la verdad y de la quimera,
Nada está cerrado a mi voluntad
de destrucción

Yo la hembra poderosa
la bella impía
la bestia ávida e inmisericorde
Sí, yo, Lilith,
la febril amazona,
levanto mi túnica de seda
y cabalgo mi pegaso
de furiosas alas; 
y torturo su libertad
y la destruyo
y renazco fastuosa

Nada hay en ese cuerpo
que no me pertenezca
nada hay en mi cuerpo
que tú hayas seducido
más allá de mis ansias.

                               Pies de mármol


Aquí no se juega a pares,
mi dulce criatura.

Estás entrando en tierras
de diosas; 
y Venus no regala
manzanas de oro
a sus humildes vasallos.


Aquí no hay batalla
de cuerpos
ni de salivas
ni de manos
ni de grutas


Estás en mi templo
donde deciden
las leyes de las estrellas
y los latidos de la noche
más oscura

Aquí se entra desnudo,
de rodillas,
inerme 
agradecido al pie de mármol
que lamerá 
tu lengua de fuego.

4 comentarios:

  1. NADIE ESCRIBE COMO TU HERMINIA. NADIE. LA MEJOR ESCRITORA DEL CLUB DE LAS POETISAS!!

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  2. Divina, sarcástica, demoledora, incisiva,vertiginosa, artista, sentida,auténtica.....ella es Herminia Lægreid
    Felicitaciones (Emilia Lee)

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  3. Me quedé sin palabras... después de leer tus versos... qué más se puede decir... solo sentir...!!!

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  4. ehehe.. continúen cavando mi tumba como escritora. Alguien debe decirme que esos poemas son impulsivos, que hay que hacer limpieza antes de publicarlos!!! Ok, me lo digo yo !

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