Inma Díez

TENÍA QUE BROTAR

Tenía que brotar

el nombre entre los labios

para elevar al aire

amaneceres nuevos.

Dejó caer su aroma

en el campo desnudo,

le aguardaba la tierra

que le fué destinada.

Ahí donde la niebla

se esconde entre los mares

el viento de la noche

arrulló cada instante.

Había signos de fuego

se encontraron los ojos

y crecieron raíces

de sus manos unidas.

Sólo ellos y el mundo

y en el mundo su anhelo

el destino en los sueños,

de sus cuerpos amantes.

ESTE VASTO SILENCIO

Éste vasto silencio que me envuelve

se desliza en la piel aún dormida

sediento y sumergido en añoranzas

anidando en las sombras sus lamentos.

Es el cálido aliento que persigue

la avidez de los besos que sumergen

el néctar de una boca en otra boca

vagando entre el alba que se acerca.

Los labios del pasado traen consigo

los ocultos gemidos del deseo

disueltos en los surcos de la tierra

gastándose la noche entre sus gritos.

Amarte

Amarte

es sentir esta urgencia

creciendo en nuestros brazos

es fundirse en el vértigo

con profundos gemidos.

Es perderme en tu aliento

desatando los besos

con los labios ungidos

de un deseo salvaje.

Despejar las incógnitas

desgarrando el silencio,

abrasando la tierra

nuestros ojos ardientes.

Y sentir que tus manos

van buscando mi cuerpo

con el ansia del mar

que acaricia la playa.

Amarte

es quemarme en tu boca

fusionarme contigo

y tocar con los dedos

el vértice del éxtasis.

QUEMA EL AIRE

A veces quema el aire si te pienso

y le crecen silencios a la noche,

escucho los rumores prisioneros

latir entre los dientes del olvido.

Arrastro las cadenas de un ensueño,

por caminos de estrechos desconsuelos,

buscando entre la escarcha y la alborada

éste dolor que nace en el recuerdo.

Te alejas como el humo de una llama,

como un soplo de brisa pasajero,

y crecen los silencios en la noche

            ¡ y quema tanto el aire si te pienso!

COMO SABRÍA

Cómo he sabido amarte en nubes de nostalgia

volando el alma a ciegas, tratando de encontrarte,

ya se alfombró el dolor con las huellas del tiempo,

la boca está vacía como un río sin cauce.

Hubiera sido día, para alumbrar caminos

pero la luz se escapa temblando entre mis dedos

el rostro de la ausencia se disuelve lejano

y de nuevo en mis manos, sólo duerme el silencio.

Cómo sabría llenarte de besos diferentes

mirándote a los ojos, envueltos de pasado

un soplo imperceptible retorna al infinito

y te vuelves lejano, regresando al vacío.

Rosal de tempestades

Nació un beso desnudo

amaneció un abrazo

el precipicio oscuro

donde estrelló sus labios.

Solitaria centella

buscando manantiales

para beber su estrella,

de brillos fantasmales.

Flagelando dos cuerpos

un viento apasionado

alfarero que llena,

de ilusiones sus manos.

La noche entera en vela

en misterioso abrazo

para soñar viviendo,

para morir, soñando.

Rosal de tempestades

cuna de verde manto

arrullará la luna,

los besos con su canto.

SAL Y PIEDRA

Las dos almas expuestas

mirándose de frente,

hombre de sal y piedra

de sangre atormentada.

En noches sin estrellas

jugaré a desnudarte

arrancando a tu piel

la niebla fatigada.

Sembraré de caricias

tus secretos dormidos,

beberé de tu olvido

en tu sombra callada.

Y tiraré a los mares

tu invierno renacido

y en un rito prohibido

besaré a la mañana.

Hombre de sal y piedra

que despiertas mis sueños

seré como la hiedra

que acaricia tu espalda.

Las dos almas expuestas

gritando sus anhelos

perdiéndose en la niebla,

buscando la alborada.

 Te soñé desnudo

Te soñé desnudo

temblando en mi cuerpo,

incendiando mudo

hebras de silencio.

Te encontré en las sombras

iniciando el juego

donde las alondras,

remontan el vuelo.

Donde se cobija

el primer encuentro,

en la suave cima

del beso sin tiempo.

Dibujé tu risa,

recorrí los mares,

surcando el deseo

entre tempestades.

Me encontré en tus brazos

alejando el alba

arañando el frío,

que dormía en tu espalda.

Te soñé desnudo

bebiendo mi aliento

¡sueña tú conmigo

cuando estés despierto!