"COLLIGE, VIRGO, ROSAS DUM FLOS NOVUS ET NOVA PUBES" (Ausonius)
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sábado, 29 de octubre de 2011

Mardy Mesén Rodríguez

Distante




Tímido, distante, taciturno


tan lejano de mis sueños en tu mundo

te acerco con las sombras de mis dedos

te vuelco hasta mis íntimos deseos.



Tus ojos reviven en mi piel las inquietudes

desgranan por las noches mis febriles antojos

deleito mi descenso por hondas latitudes

y busco en el silencio tus labios amorosos.



Un sueño de belleza en el infierno

un crimen que he cometido en tu nombre

sin poniente ni aurora en este invierno

sin tu geografía convexa de hombre.



Te miro, te recorro, te suplico

absorta, muda, triste, embelesada,

te llevo en el recuerdo como un grito

del ánfora de mi alma enamorada.



Él



Él sigue siendo

la boca, el sendero

la cruz clavada en el Oriente

mi altar primero.



La antesala de mis horas eternas

la nutrida forma que anhelan mis manos

el cosmos de mi fe

y mis placeres mundanos...



Sigue...vive siendo

sombra de todos los silencios

guardián de los desvelos

huella de piel latente

hervor de la sangre

cripta de todas mis muertes

voz que hace germinar rosales

luz que penetra todos mis cristales

agua de mi sed y de humedales.






Elegida



Pido a la noche silencio

tras el ámbar vespertino

elaborando en mi sueño

un atajo a tu destino.



Es la ocasión perentoria

de mi epopeya fogosa

en mi epílogo de gloria

la osadía más venturosa.



Lucubración absoluta

en la epifanía secreta

beso el aire que exhalas

por mi geografía completa.



Abrumadora respuesta

infracción efervescente

soy del tacto la propuesta

el preludio de tu muerte.







Quién pudiera....






Quien pudiera beberte desde abajo

y aprender de tu voz nuevo alfabeto

y que cortes mi verso con un tajo

mientras viajas desnudo en mi soneto.



Quien pudiera ser alfa y ser omega

del fervor de tu piel indescriptible

y dejarse vencer en la refriega

mientras muere en el beso ineludible.



Ser la línea que transgredió el deseo

la corpórea estación de tu agonía

una pira que arder bajo tu fuego

y una tibia gruta para tu hombría.



Quien pudiera ser mano y acariciar tu pecho

y suspirar mirando tu cuerpo eternamente

mientras llega la noche con su quietud al lecho

y me pierdo en tus labios desesperadamente...














Inquietud


Yo soy el pecado, el extremo

la insidiosa flor de tus avernos

un reflejo de la luna sobre el río

un noctámbulo beso en el vacío.



Vivo confabulada en tu delirio

la ruta de mi piel es tu martirio

y en este movimiento de tacones

yuxtapongo mi fuego a tus razones.



Me replego entera, dulce, tierna,

para que tu paso de fiera inquietud

vuele desbocado hacia mi caverna

deshojando flores de eterna virtud.



Eres lobo en celo, animal en pena

aullido bravío de erecta actitud

soy tu desvarío, la musa sirena...



El salvaje anhelo de tu amor urente

desde tus pupilas soy esa presea

que guarda tu pecho tan incruentamente.

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